Tan poco comprensibles fueron algunas decisiones futbolísticas en estos últimos tiempos, que hoy, a mitad de Torneo, no jugamos por nada. Ni siquiera por ingresar a una Copa. Tal vez sea hora de ir pensando en lo que vendrá, en vez de insistir con la que ya se conoce. Sí, aunque usted no lo crea, ayer se jugó la 11 Fecha, no la 1. Pero bue así estamos.

Aunque Pepé le imprima ciertas mejorías que empiezan a notarse, por ejemplo en lo físico, me parece que es tiempo de empezar a darle ruedo a Patito, Caracoche, Pérez, Mazzola, para que el año que viene estén horneados para asumir desafíos.

Sin embargo, pese a nuestro sombrío presente, aunque esté Pepé, bien vale el análisis de lo sucedido ante Argentinos.

Mal que nos pese, todavía predominan en el fútbol algunas fórmulas que la realidad se ha encargado de demostrar que no son infalibles. Por ejemplo: Si voy ganando el partido, espero, me abroquelo, porque como ya aseguré los tres puntos, no arriesgo y anhelo (sí anhelo) un error del rival.

La verdad, no me piace, porque a la larga o a la corta, brindo el espacio para que el rival tenga un sinfín de oportunidades que, nuevamente, a la larga o a la corta, terminan en gol. Así fue y así es. Me parece más efectivo ser protagonista, asumir el riesgo y trasladar la preocupación al contrario. Además, así, lo alejo del mío.

Vale tenerlo en cuenta para la próxima.

Por último, destaco la performance de Ríos, que estuvo más suelto y participativo.

Ah, y por favor, no empecemos con la miopía de que llevamos tantos partidos sin perder, en la medida que ese cálculo tenga como contrapartida los que llevamos sin ganar.

Vamos Rojo.

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